Hospital Cruz Roja de Córdoba
Neumonía. Qué es y síntomas
Según la Asociación Española de Pediatría la neumonía “es una infección aguda del parénquima pulmonar que se caracteriza por la aparición de fiebre y/o síntomas respiratorios, junto con la presencia de infiltrados pulmonares en la radiografía de tórax”. Se trata de una inflamación pulmonar desencadenada por un agente infeccioso.
Para entender lo que sucede en una neumonía es importante conocer la anatomía y el funcionamiento del pulmón. El aire que respiramos entra por la nariz o por la boca, y pasa por la tráquea y posteriormente por los bronquios hasta llegar a la parte final de éstos, que son unos pequeños saquitos de aire llamados alvéolos.
Pulmón, árbol bronquial y alveolos pulmonares
Los alvéolos pulmonares están rodeados de vasos sanguíneos por los que circula sangre. Es este lugar la barrera entre el aire que ocupa el alvéolo y la sangre que circula por los vasos sanguíneos es muy fina, permitiendo así el intercambio gaseoso: la sangre se deshace del dióxido de carbono (CO2) y capta el oxígeno (O2).
Alvélos pulmonares y vasos sanguíneos
Intercambio gaseoso
En la definición de neumonía que hemos visto más arriba se habla de una infección pulmonar con la presencia de infiltrados pulmonares. Con infiltrados pulmonares nos referimos a la presencia de líquido en el pulmón producto de la infección, y que no debería estar en condiciones normales.
Tipos de neumonías
Según el tipo de infiltrado distinguimos entre neumonías típicas y atípicas:
Neumonía típica
En las neumonías típicas el infiltrado es alveolar: el líquido sale al alvéolo. Al estar éste ocupado por líquido se dificulta el intercambio de gases. El cúmulo de líquido se ve blanco en la radiografía de tórax.
Neumonía atípica
En las neumonías atípicas el infiltrado no llega a salir al alvéolo y se acumula en el intersticio (el espacio entre los vasos sanguíneos del pulmón y los alvéolos pulmonares). Lo llamamos infiltrado intersticial. El engrosarse el espacio entre el alvéolo y los vasos sanguíneos se dificulta el intercambio de gases. El acúmulo de agua en el intersticio se ve como un engrosamiento de los vasos sanguíneos y del entramado bronquial.
Síntomas de neumonía
Por lo tanto los síntomas que podríamos encontrar en una neumonía son:
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Los producidos por la respuesta inmune a la infección: fiebre y malestar general.
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Tos, como respuesta a la presencia de líquido en el pulmón.
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Los producidos por la disminución del intercambio de gases: dificultad respiratoria, sensación de falta de aire, aumento de la frecuencia respiratoria y tiraje (utilización de los músculos respiratorios accesorios como intento compensar la falta de oxígeno).
Causas
Por definición, la causa es infecciosa. En ocasiones, el agente infeccioso es un virus (como puede ser el virus de la gripe, el virus de la varicela, o virus respiratorios), y otras veces es una bacteria (Streptoccocus pneumonie o neumococo, S. aureus, etc.). Hay microorganismos más propensos a producir neumonías atípicas (como Mycoplasma pneumoniae o Chlamydia pneumoniae), aunque un mismo microorganismo puede ser causante de neumonías tanto típicas como atípicas.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza a través de la sospecha clínica por los síntomas (historia de fiebre y/o tos y/o dificultad respiratoria), exploración física (donde se pueden escuchar ruidos pulmonares por la presencia de líquido en el pulmón, así como la ausencia de entrada de aire en las zonas ampliamente ocupadas por líquido) y radiografía de tórax (con presencia de infiltrados). Cuando existen dudas en cuanto al diagnóstico, o bien se diagnostica neumonía pero no se tiene clara la gravedad, se realiza además una analítica de sangre.
Tratamiento
Tratamiento de la causa
Si la causa es una bacteria, trataremos con antibiótico. Si la causa es un virus, el tratamiento antibiótico no tendría efecto. No obstante, hay ocasiones en que la causa es viral y la inflamación es importante, en estos casos debido al riesgo de sobreinfección bacteriana decidimos cubrir con antibiótico.
Es importante recalcar que el tratamiento de la causa es empírico, es decir, lo pautamos en base a los posibles microorganismos que se sospechan en base a la clínica sin tener confirmación. Se puede conocer el agente causante mediante un cultivo de esputo si se consigue o mediante una muestra obtenida por broncoscopia, pero el resultado tarda varios días y la gran mayoría de las veces no es necesario para un tratamiento correcto.
Tratamiento de los síntomas
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Para la fiebre, utilizaremos antitérmicos.
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La tos es un síntoma importante para la resolución de una neumonía, y los antitusígenos y mucolíticos no suelen funcionar. Suele mejorar muy rápido en cuanto se empieza a tratar la causa. Es importante beber agua y estar bien hidratado para que el moco producido no sea demasiado espeso, esto aparte de aliviar la tos contribuye a que su papel como mecanismo de defensa sea más eficaz.
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En el caso de que llegue a dificultarse el intercambio de gases de manera importante hay que administrar aire enriquecido con oxígeno. Esta situación requiere ingreso hospitalario, no sólo porque en los hogares habitualmente no se dispone de oxígeno suplementario, sino porque en caso de empeoramiento pueden ser necesarios dispositivos de asistencia respiratoria.
¿Es contagiosa la neumonía?
Se trata de una enfermedad infecciosa, en la cual uno de los mecanismos de defensa para expulsar el microorganismo es la tos. En las gotitas de saliva de la tos existe la presencia del agente infeccioso, con lo cual es contagiosa, si bien unos microorganismos son más contagiosos que otros (habitualmente los virus son más contagiosos que las bacterias).
Cuándo es pulmonía y cuándo neumonía
Son sinónimos. En medicina es más utilizado neumonía, que deriva del griego antiguo πνεύμων (pneumōn, “pulmón”), pero son términos equivalentes.
Neumonía sin fiebre
Se trata de un tema frecuentemente preguntado en foros de internet. La fiebre es un síntoma presente en la mayoría de neumonías, pero no en todas. Es importante entender que es uno de los mecanismos de defensa que se pone en marcha inducido por el microorganismo causante de la infección, pero no todos los microorganismos provocan la misma respuesta en nuestro cuerpo.
En cuanto a la fiebre, unos microorganismos inducen fiebres más altas (más habitual en el caso de las neumonías típicas, aunque no siempre es así), otros fiebres no tan altas (más habitual en el caso de las neumonías atípicas, aunque de nuevo no siempre es así), y en ocasiones no llegan a producir fiebre, si bien esto último es muy poco habitual. En cualquier caso una neumonía sigue siendo detectable por el resto de síntomas y por la exploración física, lo que establecerá la sospecha y se confirmará mediante una radiografía de tórax.
¿Cuándo acudir a urgencias pediátricas?
Ante la presencia de síntomas de neumonía (fiebre y/o tos y/o dificultad respiratoria) se debe consultar a un pediatra.
Es importante recalcar que ante el síntoma de dificultad respiratoria siempre se debe acudir a Urgencias. Bien se trate de un broncoespasmo, una neumonía o una crisis de ansiedad, la dificultad respiratoria merece como mínimo una valoración por el riesgo que supone.
¿Qué hacer en casa?
Una vez diagnosticada y pautado el tratamiento no hay que seguir unas indicaciones especiales. En caso de detectar presencia de dificultad respiratoria se debe acudir de nuevo a Urgencias.