Dr. Giménez Domenech
Especialista en Medicina Interna
Hospital Cruz Roja de Córdoba
“El efecto beneficioso del abandono del tabaco desde el punto de vista médico es inmediato y se reduce considerablemente el riesgo de enfermedades de todo tipo”
El tabaco causa solo en España más de 50.000 muertes al año. Sin embargo, cuando dejamos de fumar, los beneficios en nuestra salud son inmediatos, como nos indica en esta entrevista el Dr. Giménez Domenech, especialista en medicina interna de nuestro Hospital.
Doctor, ¿Cuáles son las enfermedades más habituales asociadas al consumo del tabaco?
El tabaco ha sido reconocido científicamente como agente causal de múltiples enfermedades, la mayoría de ellas potencialmente mortales. En España es la causa directa de más de 50.000 muertes anuales, de las que casi la mitad son por neoplasias malignas (pulmón, vejiga, esófago y páncreas entre las más frecuentes), seguidas de las derivadas por enfermedades cardio y cerebrovasculares (infarto agudo de miocardio, cardiopatía isquémica, accidente vascular cerebral, enfermedad vascular periférica, etc), y en tercer lugar, las debidas a enfermedades respiratorias no neoplásicas (enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y otras). La EPOC es la más común, siendo su prevalencia del 10% en España.
¿Son muchas las consultas que se producen por este motivo?
Cada vez acuden más personas y muchas de ellas llevan poco tiempo fumando, que solicitan ayuda médica para abandonar su consumo, en parte porque hay más información y mayor concienciación. Por otro lado, hay multitud de consultas que se realizan por la aparición de los síntomas iniciales de alguna de las patologías que produce fumar, fundamentalmente cardiorrespiratorias y, normalmente, tras años de exposición.
¿Cuáles son los síntomas o los efectos más evidentes del tabaco? ¿Muchos son invalidantes?
La dificultad radica en lo silente del daño que va produciendo, y en la necesidad de actuar antes incluso de que aparezcan los síntomas. Yo siempre explico a mis pacientes que fuman, aunque acudan a consulta por otros motivos, que el tabaco es una trampa con temporizador, un ardid que bajo un aparente beneficio placentero inmediato esconde un perjuicio grave a medio-largo plazo. Si los síntomas aparecieran de inmediato al acto de fumar, nadie lo haría.
Los síntomas más frecuentes de que se puede estar produciendo un daño orgánico serían: disnea o cansancio a menores esfuerzos, tos, expectoración matutina habitual, dolor gemelar al andar, etc.
Como especialista, ¿Cuál diría que es la mejor fórmula para dejar el tabaco?
De entrada, es imposible si no existe convencimiento de hacerlo, es decir, lo primero es querer, y a partir de ahí será diferente según el grado de dependencia de la persona. La dependencia del tabaco es psíquica, no física, lo cual se demuestra cuando un fumador sufre un evento clínico potencialmente ligado al consumo de tabaco (infarto, acva, hemoptisis, etc), ya que es muy frecuente que no vuelva a pensar en fumar, sin presentar por ello ningún tipo de síntoma de abstinencia.
Las personas con poca adicción o los llamados fumadores “sociales” podrían ir reduciendo el consumo de tabaco estableciendo una fecha de suspensión, que debe ser absoluta. No sirve fumar poco o “no tragar el humo” manteniendo un cordón umbilical que favorece la recaída. En casos de fuerte adicción es necesario apoyarse en profesionales (medicina interna, neumología, psiquiatría), recibiendo ayuda psicológica y/o farmacológica, existiendo diversos productos que facilitan su deshabituación. La experiencia demuestra que todo fumador puede abandonar el tabaco, para lo cual hay que conocer los efectos que produce, estar convencido de dejarlo y tener la voluntad para hacerlo o dejarse ayudar.
¿Desde qué momento se notan los efectos de dejar el tabaco? ¿Qué vamos a notar de forma más evidente?
El efecto beneficioso del abandono del tabaco desde el punto de vista médico es inmediato, porque en ese momento se reduce el riesgo de presentar enfermedades, siendo por ejemplo ese riesgo equivalente al de los no fumadores a los 5 años en el caso de las enfermedades cardiovasculares y a los 10 años en el cáncer de pulmón.
Desde el punto de vista clínico, en pocas horas puede mejorar la tensión arterial, la oxigenación, el gusto y el olfato. Disminuye el riesgo de muerte súbita, mejora la función respiratoria, en 1-3 meses se puede notar un aumento de la capacidad física, reduce las infecciones bronquiales y faríngeas, disminuye el riesgo de trombosis e infarto, etc. En las personas que ya tengan algún daño orgánico producido, incluso aun siendo subclínico, pueden experimentar mejoría aunque dicho daño no sea reversible. En cualquier caso, evitarán la progresión a una lesión de mayor gravedad. Otros beneficios adicionales son el ahorro económico, mejora del aspecto físico (mejora la piel y el color de las uñas), menor riesgo de incendios o accidentes, no perjudicará como fumadores pasivos a los que convivan con él, etc.
¿Podemos decir que llegará un momento en el que el cuerpo esté como antes de fumar o esto no es posible?
La sensibilidad del organismo al tabaco es diferente para cada persona, como para cualquier tóxico. Las personas con mucha tolerancia al tabaco pueden quedar tras su abandono como si no hubieran fumado. Las más sensibles a sus efectos nocivos, en cualquier caso mejorarán sustancialmente. Prácticamente todos los fumadores se encuentran físicamente mejor tras dejar el tabaco, incluso aunque previo al abandono del hábito no hubieran notado síntoma alguno.