Medicina Interna

Hospital Cruz Roja de Córdoba

Los calambres, el síncope o desvanecimiento, el agotamiento o colapso y el más grave, el golpe de calor, son las principales patologías relacionadas con el calor y las altas temperaturas. Ante éstas, debemos actuar con celeridad puesto que las consecuencias pueden ser letales en el peor de los casos.

Afortunadamente, las labores de prevención y concienciación de la sociedad en este aspecto, hace que la incidencia de casos sea mucho menor en la actualidad, como nos explican en el servicio de medicina interna del Hospital Cruz Roja de Córdoba.

¿Qué enfermedades pueden estar asociadas a estas altas temperaturas?

En la adaptación tardía al calor, denominada aclimatación, se producen cambios similares a los observados en el entrenamiento físico. En la patología relacionada con el calor, existen cuatro formas clínicas principales que varían en función de su gravedad, y que son los calambres, el síncope o desvanecimiento, el agotamiento o colapso y la forma más grave, que es el golpe de calor. De un modo aproximado, podríamos decir que la exposición a un temperatura ambiental de 27º a 31,5º produce fatiga; de 32º a 40º, insolación, calambres por calor y agotamiento por calor; de 40,5º a 54º además de todo lo anterior, aumentan las posibilidades de golpe de calor si falla la termorregulación y no se adoptan las medidas preventivas. Por último, una exposición prolongada por encima de 54º, se asocia con una alta probabilidad a la instauración de golpe de calor.

¿Cuáles son los síntomas habituales?

En los calambres inducidos por calor, se produce la aparición de espasmos dolorosos de musculatura voluntaria, después de ejercicios físicos intensos, habituales en personas jóvenes aclimatadas y entrenadas.

En el síncope, se produce la pérdida de conocimiento, generalmente en personas mayores. El agotamiento, la patología más frecuente relacionada con la exposición a altas temperaturas, habitual en personas mayores, con patología cardíaca que reciben tratamiento diurético, los síntomas habituales son debilidad, ansiedad, cansancio, cefalea, vértigo, sed, nauseas, vómitos, diarrea y calambres musculares. Puede producirse hiperventilación y la temperatura corporal puede estar aumentada (hipertermia), aunque generalmente no por encima 40ºC.

La manifestación más grave, el golpe de calor, es una compleja entidad clínica caracterizada por un fracaso multiorgánico con afectación renal, hepática y cardiovascular secundario a una elevación extrema de la temperatura corporal, como consecuencia del fracaso de la termorregulación.

¿Cuándo hablamos de emergencia médica? ¿Qué debemos hacer en esos casos?

La aparición de síntomas relacionados con la exposición a altas temperaturas debe hacernos consultar con el médico. Como hemos visto, no todos los síntomas relacionados con la exposición al calor constituyen, afortunadamente, un golpe de calor, que es la manifestación más grave y más temible, que por sus complicaciones y no manejada a tiempo, puede ser letal. La sospecha clínica de agotamiento o golpe de calor, es suficiente argumento para permanecer ingresado en el hospital.

¿Qué consecuencias pueden tener si no se actúa con suficiente celeridad ante un golpe de calor?

El tiempo es fundamental en el tratamiento del golpe de calor, con un objetivo prioritario: descender la temperatura corporal por debajo de los 39ºC. EL retraso en el inicio del tratamiento puede aumentar la mortalidad de un 10 a un 70%.

¿Qué grupos de personas deben estar especialmente alerta?

Fundamentalmente son más vulnerables ante un golpe de calor:

  • Personas con edades extremas de la vida: ancianos, especialmente encamados y niños pequeños.

  • Personas con patologías crónicas.

Existe una serie de factores que predisponen para estas consecuencias, como son no beber agua suficiente, la obesidad, la presencia de enfermedades que dificultan la sudoración (diabetes, insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia renal, lesiones medulares, dermopatías), el aumento de la producción endógena de calor (ejercicio físico, hipertiroidismo, e. de Parkinson, epilepsia, feocromocitoma), enfermedades psiquiátricas, la ingesta de determinados fármacos o tóxicos (anticolinérgicos, neurolépticos, antidepresivos tricíclicos, antihistamínicos, anfetaminas, sedantes, diuréticos, bloqueadores beta, antagonistas del calcio, laxantes, agonistas tiroideos, cocaína o alcohol)

¿Qué tipo de prevención podemos realizar frente al calor?

Es muy importante mantener un adecuado estado de hidratación. En verano, aumentan las pérdidas insensibles a través de la sudoración y aumenta la necesidad de ingerir líquidos.

Es importante la rehidratación tras la realización de ejercicios físicos, con soluciones hidrosalinas que no solo repongan las pérdidas de agua, sino también de sales. Es muy importante evitar la exposición solar en horas de máximo calor y utilizar prendas de ropa transpirables. Del mismo modo, es necesario enfriar el ambiente, con ventiladores o aire acondicionado.

En los casos en que haya personas que no puedan evitar exponerse al sol y a las altas temperaturas (casos de trabajos al sol), ¿qué deben hacer?

Adaptar el ritmo de trabajo a su tolerancia al calor, descansar en lugares frescos cuando tengan mucho calor; si se sienten mal, deben cesar la actividad y descansar en lugar fresco hasta que se recuperen; evitar conducir si no están completamente recuperados; beber agua con frecuencia durante el trabajo aunque no tengan sed, así como seguir bebiendo agua cuando se está fuera del trabajo. Evitar además comidas copiosas así como la ingesta de alcohol o bebidas con exceso de cafeína; aumentar la ingesta de fruta y verdura; asegurar un adecuado reposo previo al inicio de la jornada laboral,; ducharse y refrescarse al finalizar el trabajo, usar ropa con tejidos transpirables (algodón y lino) y colores claros, que reflejen el calor radiante y proteger la cabeza del sol (mejor con sombreros de ala ancha).

Es preciso estar atentos a las previsiones meteorológicas para planificar el trabajo diario y adoptar las medidas preventivas adecuadas.

¿Estáis tratando muchos casos de éstos en estos días de especial calor?

Afortunadamente, las medidas preventivas y la concienciación de la sociedad sobre estas patologías, hace que la incidencia haya disminuido mucho. Casi siempre, los casos están representados por pacientes ancianos con patologías crónicas o encamados, con alteración de la termorregulación.

¿Cómo actuáis en el hospital ante estos casos?

Lo primero es detectar que estamos ante una verdadera patología relacionada o agravada por la exposición a altas temperaturas. Lo siguiente es actuar en consecuencia basándonos en protocolos preestablecidos.

La presencia de calambres o desvanecimiento, puede ser manejada desde el área de observación, aplicando un tratamiento para los síntomas o reposición hidrosalina.

Otras patologías requieren de un maneja más complejo por la aparición de complicaciones y pueden requerir ingreso, a veces, en la UCI.

¿Qué tipo de tratamiento se aplica en estos casos?

Los pilares del tratamiento, en la patología más grave que es el golpe de calor, incluyen medidas físicas de enfriamiento, soporte cardiovascular, control hidroelectrolítico y tratar las complicaciones asociadas.

Cruz Roja Española nos da algunas recomendaciones en este video:

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