En edad infantil, la epilepsia puede ser una secuela derivada de traumatismos craneoencefálicos y de meningoencefalitis, y en edad avanzada, por ejemplo, de un ictus.
Las complicaciones más conocidas son los traumatismos por golpes o lesiones durante las crisis mayores motoras pero no hay que olvidar las crisis tónicas-clónica, que pueden acarrear hipoxia y arritmias cardíacas, y que según las características del paciente, puede haber riesgo de mortalidad.
Qué es la epilepsia y por qué aparece
El Doctor Estévez define la epilepsia como “la predisposición para sufrir o presentar crisis epilépticas” y añade que existen multitud de causas que pueden propiciar su aparición. Estas causas podemos clasificarlas en causas modificables, es decir, sobrevenidas, o causas no modificables, pero “no hay una respuesta común a por qué aparece la epilepsia en un paciente concreto”.
También hay que añadir que su incidencia y la aparición de nuevos casos suelen darse frecuentemente en dos tramos de edad: infancia-adolescencia y tercera edad.
¿Cómo debemos actuar si aparece una crisis epiléptica?
Según el doctor, debemos actuar de un modo u otro dependiendo del tipo de crisis al que nos enfrentemos.
1- Crisis epilépticas sin alteración de la conciencia
El soporte o ayuda que debemos propiciar es el que el paciente necesite por ejemplo en casos de crisis epilépticas que se manifiestan en vómitos reiterados o pánico hasta la valoración por su médico o especialista.
2- Crisis con alteración de la conciencia
El paciente mantiene nivel de conciencia, pero sin contenido adecuado. Se debe vigilar al paciente, y la mayoría de las veces, basta con acompañarlo en todo momento hasta el cese de la crisis.
3- Crisis con pérdida de conciencia
La forma más típica es la crisis tónico-clónica generalizada, en la medida de lo posible hay que minimizar el daño traumático evitando el golpe de la cabeza con una superficie, separando objetos de alrededor con los que pueda topar en sus movimientos, etc…. En estos casos, “es importante colocar al paciente de cúbito lateral, contabilizar el tiempo de crisis y avisar a Emergencias si el episodio es una forma de crisis de la que el paciente se encontraba controlado o por el contrario nunca la había tenido, o si siendo habitual este tipo de crisis en el paciente, la duración de los movimientos anormales o de la pérdida completa de conciencia supera los 2 minutos aproximadamente o la fase post-crítica difiere de la habitual”. Y añade que: “Es importante recordar que a pesar del conocimiento popular no se debe introducir nada (un mano u objeto) en la boca del paciente. Existe material gráfico en guías para pacientes, cuya calidad ha sido avalada por diversas sociedades científicas y que así lo recomiendan”.
Factores de riesgo para desarrollar la enfermedad
Entre los factores de riesgo modificables podría ser “cualquier circunstancia estructural que deje en el cerebro la epilepsia como secuela”. En edad infantil, la epilepsia podría ser una secuela derivada de traumatismos craneoencefálicos y de las meningoencefalitis, y en edad avanzada, por ejemplo, de un ictus.
El factor no modificable es toda la predisposición congénita – hereditaria o no – a epilepsia alesional o a lesión focal del desarrollo que genere epilepsia.
La epilepsia, explica el doctor, también puede aparecer por primera vez en el embarazo y añade que “en determinados momentos de la gestación, las mujeres con epilepsia pueden tener mayor predisposición a crisis”.
¿Se puede prevenir su aparición?
Una adecuada atención y seguimiento sanitario en la etapa infantil reduce con creces causas típicas de epilepsia de otra época, como las infecciones del grupo TORCH (infecciones como toxoplasmosis, rubéola citomegalovirus, herpes simple y VIH). Asimismo, asegura el doctor, “el control de los factores de riesgo cardiovascular reduciría el riesgo de ictus y de epilepsia vascular”.
Síntomas de la epilepsia y tipos de convulsiones
Las “convulsiones” son las manifestaciones motoras mayores de las crisis epilépticas. Según el doctor, podemos decir que “existen crisis en donde hay movimientos rítmicos (clonías) de una zona del cuerpo, y crisis en las que dichos movimientos siguen un patrón generalizado y simétrico”. En cualquier caso, las formas de desarrollo de los movimientos durante la duración del episodio de estos tipos de crisis epilépticas, no son infinitas. Por el contrario, asegura el doctor, siguen un patrón conocido por los neurólogos con experiencia en epilepsia.
Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad
El diagnóstico se establece a través de la historia clínica del paciente, la exploración física y diversas pruebas complementarias que apoyan la suposición del neurólogo. Solo existe una prueba de evidencia máxima que es el registro simultáneo de vídeo y electroencefalografía. A pesar de eso, según el doctor, no es necesario para el diagnóstico de epilepsia en la inmensa mayoría de los casos y añade que “no hay que obviar su importancia en el diagnóstico diferencial con otras patologías en casos dudosos, y su obligatoriedad, hasta que la ciencia nos aporte otro medio, cuando se quiere profundizar en el diagnóstico topográfico de epilepsias refractarias al tratamiento médico”.
El tratamiento base es el médico, con fármacos antiepilépticos o “anti-crisis” explica el Doctor Estévez, y añade que, en los casos de epilepsia refractaria, se debe ofertar un estudio prequirúrgico con vistas a cirugía con intención curativa o paliativa.
Cirugía curativa o paliativa para la epilepsia
Cirugía resectiva
Existe la posibilidad de realizar una cirugía resectiva cuando el foco está localizado, consistente en la extirpación de tejidos cerebrales de la zona donde se originan las convulsiones. En los casos en que la epilepsia es multifocal o generalizada, la cirugía paliativa es una opción, cuyo objetivo es minimizar la expresión de las crisis, aunque según el doctor es una cirugía “más cruenta y compleja, y pretende en particular evitar las crisis tónico-clónico generalizadas o las crisis atónicas”.
Técnicas neuroquirúrgicas
Existen por otra parte, técnicas neuroquirúrgicas más allá de la cirugía clásica, explica el Doctor Estévez, que incluye: neuromodulación transcutánea, estimulación del nervio vago, radiofrecuencia profunda, termocoagulación y estimulación cerebral profunda. Se trata de técnicas que requieren mayor sofisticación y experiencia específica. Sin embargo, asegura el doctor que “su efectividad está por detrás de la del tratamiento farmacológico y la cirugía lesional”.
Calidad de vida de pacientes con epilepsia
Dos tercios de pacientes que padecen epilepsia se controlan fácil con la primera o primeras elecciones farmacológicas de su neurólogo. Por el contrario, asegura el doctor que “en el tercio que resta, es poco probable que se pueda modificar el impacto de la enfermedad, y en el caso de que se consiga, requiere mucho trabajo por el paciente y por su neurólogo”.
Posibles complicaciones
Las complicaciones más evidentes y gráficas que pueden darse a consecuencia de las crisis mayores motoras son las traumáticas por golpes o lesiones, pero explica el doctor que “no hay que olvidar que las crisis tónicas-clónicas pueden acarrear hipoxia y arritmias cardíacas, según las características del paciente, y que potencialmente tiene riesgo de mortalidad”.
¿Cómo ha evolucionado esta enfermedad de un tiempo a esta parte?
Se han desarrollado no solo las intervenciones quirúrgicas, sino que, con el paso de los años, ha mejorado la selectividad de los fármacos antiepilépticos que consiguen el control de las crisis y la minimización de los efectos secundarios (dosis-dependiente, idiosincrásicos, crónicos, fetales…) asegura el doctor. Además, se han desarrollado incluso moléculas innovadoras – distintas a cualquier de las existentes – con determinados mecanismos de acción potencialmente útiles en pacientes con epilepsia y que ha demostrado su eficacia.
Tratamiento de la epilepsia en Córdoba – Hospital Cruz Roja de Córdoba
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