Dra. Rebeca Ruiz Morales

Especialista en Digestivo

Hospital Cruz Roja de Córdoba

Dra. Rebeca Ruiz Morales Endicor Hospital Cruz Roja Córdoba Endoscopias

La Enfermedad inflamatoria intestinal (EII) tiene cada vez mayor incidencia en la población infantil

La Dra. Rebeca Ruiz, especialista en Digestivo del Hospital, desmiente algunas informaciones que circulan en internet sobre esta enfermedad

¿Por qué la Enfermedad inflamatoria intestinal se está dando cada vez más en niños?

La Enfermedad inflamatoria intestinal (EII) tiene cada vez mayor incidencia en la población infantil, aunque la edad media de diagnóstico suele darse en la adolescencia y primera etapa de la edad adulta (entre los 15 y 40 años). En la actualidad, se estima que 1 de cada 10 nuevos casos, son niños menores de 15 años, lo que ha supuesto un incremento de un 10 % de niños diagnosticados de EII en los últimos 25 años.

Es una enfermedad propia de los países desarrollados y zonas urbanizadas, y a día de hoy su causa se considera multifactorial. Se plantea que existen diferentes factores (infecciosos, ambientales, dietéticos, farmacológicos, etc.) que actuarían como desencadenante de la enfermedad en pacientes con cierta predisposición genética, provocando una respuesta anómala del sistema inmunitario responsable de la cascada de procesos inflamatorios en la mucosa intestinal y, como consecuencia, la aparición de los síntomas.

¿Qué efectos tiene esta enfermedad en el día a día de los pacientes?

La EII engloba la Enfermedad de Crohn (EC) y la Colitis Ulcerosa (CU), son dos enfermedades crónicas, con múltiples consecuencias para los pacientes, unas tangibles y evidentes como el dolor abdominal, la diarrea, fiebre, y otras más difíciles de medir como la alteración del estado de ánimo, el aislamiento social o los problemas laborales desencadenados.

¿Se puede curar la Enfermedad inflamatoria intestinal?

Actualmente, no disponemos de ningún tratamiento que cure definitivamente la enfermedad, pero sí contamos con fármacos que controlan los síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal y consiguen la remisión completa de la actividad inflamatoria, mantener la estabilidad y prever recaídas y complicaciones.

¿Qué bulos o informaciones falsan se están difundiendo sobre esta enfermedad, que sea necesario desmentir?

  • El estrés no origina esta enfermedad, pero sí puede desencadenar brotes o empeorar los síntomas.

  • En cuanto a si es posible padecer Crohn y Colitis Ulcerosa al mismo tiempo, hay que explicar que aunque ambas patologías se engloban en enfermedades crónicas inflamatorias digestivas, son afecciones muy diferentes desde el punto de vista del daño que generan en la mucosa intestinal y las complicaciones derivadas de la misma a largo plazo, por lo que su aparición concomitante no es factible. Si bien, existe un pequeño grupo de pacientes con EII en los que en períodos iniciales de la enfermedad es difícil el diagnóstico diferencial entre ambas, en estos casos se habla de Colitis indeterminada y no una superposición entre ambas.

  • En relación con la gestación, hay que desmentir que la enfermedad inflamatoria intestinal impida el embarazo. Las mujeres con esta enfermedad tienen la misma probabilidad de quedarse embarazadas que las mujeres que no la padecen, siempre y cuando la enfermedad esté inactiva y controlada.

  • Lo normal es que los síntomas remitan y desaparezcan con el tratamiento, sin embargo, abandonar el tratamiento aumenta el riesgo de reaparición de los síntomas, aparición de brotes o incluso empeorar el curso de la enfermedad.

  • Uno de los mitos más frecuentes de la enfermedad es que los pacientes no pueden llevar un estilo de vida normal, esto es falso ya que con el manejo médico adecuado y la adaptación a algunos hábitos de vida saludables, se puede continuar realizando las actividades diarias sin ningún problema.

¿Qué impresión se llevan los pacientes tras el diagnóstico?

Cuando informamos del diagnóstico de EII a un paciente, sabemos que va a suponer un cambio importante para su vida, por la edad en la que se manifiesta o por la repercusión que va a tener en su ámbito social, familiar y laboral que van a marcar un antes y un después en su vida. Las preguntas más frecuentes de nuestros pacientes son:

  • ¿Qué voy a hacer a partir de ahora?

  • ¿Podré llevar una vida normal?

  • ¿Necesitaré tratamiento para siempre?

  • ¿Puede degenerar la enfermedad en una patología maligna?

  • ¿Necesitaré operaciones?…

El paciente siente miedo a la enfermedad y a sus consecuencias, se preocupa de cómo la afrontarán y cómo cambiarán sus vidas.

Lo importante es explicarles que es fundamental que conozcan bien su patología y se impliquen en el tratamiento y cuidado de la enfermedad, adoptando hábitos de vida saludables, deben aprender a manejar los brotes y llevar una vida lo más normal posible, el médico y el paciente tienen que trabajar en conjunto.

¿Cómo vive un paciente con esta enfermedad? ¿Puede llegar a llevar una vida normal?

La EII provoca síntomas digestivos y extradigestivos a veces complejos, pero cuando está bien tratada y controlada se puede llevar una vida prácticamente normal. El paciente tiene que adaptarse al carácter crónico e impredecible de la enfermedad, tienen que comprender la importancia de tomar a diario el tratamiento a pesar de encontrarse bien, y sabiendo que en cualquier momento podría aparecer empeoramiento de los síntomas o complicaciones que precisen de nuevos tratamientos, mientras intentan controlar el impacto emocional.

¿Qué diferencia la Enfermedad inflamatoria intestinal del Síndrome de Intestino irritable?

El Síndrome de Intestino irritable (SII) es uno de los trastornos funcionales digestivos más frecuentes en la población. Su diagnóstico se basa en el cumplimiento de criterios clínicos (que son los criterios de ROMA III).

Síntomas del síndrome de Intestino irritable

Muchos de los síntomas del SII son similares a los de la EII, como:

  • Dolor abdominal

  • Alteración del hábito intestinal

  • Fatiga

  • Ansiedad, etc.

Otros síntomas de la Enfermedad inflamatoria intestinal

Los síntomas comunes entre el síndrome de Intestino Irritable y la EII puede confundir y retrasar el diagnóstico de la enfermedad. Sin embargo, la EII, al provocar un daño orgánico tisular con inflamación de la mucosa intestinal, puede causar otros síntomas más complejos que no están presentes en el SII como:

  • Fiebre

  • Sangrado intestinal

  • Anemia crónica

¿Cómo saber si tengo enfermedad inflamatoria intestinal?

La utilización de marcadores analíticos de inflamación como la proteína C reactiva o la calprotectina fecal, pueden resultar de ayuda inicialmente para el diagnóstico diferencial entre ambas patologías. Para el diagnóstico de confirmación de la EII se utilizan estudios radiológicos (Tomografía axial, Resonancia magnética, tránsito baritado) que ponen de manifiesto un daño de la mucosa intestinal, la colonoileoscopia con toma de biopsias es la prueba que confirmará el diagnóstico definitivo de la enfermedad.

¿Hay esperanza para estos pacientes?

Estamos en un momento de mucha actividad en el desarrollo de nuevas terapias, se están investigando factores involucrados en el origen de la enfermedad y su progresión, y la tecnología hace posible localizarlos y bloquear el proceso inflamatorio. Es un futuro esperanzador con grandes avances en los tratamientos médicos, además se espera que los resultados genéticos realicen importantes hallazgos que deriven en nuevos tratamientos.

¿Qué les recomienda a sus pacientes con EII en estos casos?

  • Que aprendan a convivir con la enfermedad y ante cualquier duda, consultar con su especialista en digestivo.

  • Tener una buena comunicación con los profesionales sanitarios y contar con el apoyo familiar.

  • Valorar la importancia del tratamiento y un adecuado cumplimiento del mismo.

  • Adaptar hábitos de vida saludables como el abandono del hábito tabáquico y sustancias tóxicas, mantener una adecuada actividad física, dieta variada y equilibrada, adecuada a la fase de la enfermedad en la que se encuentra. Si el paciente está en remisión clínica se aconseja una dieta rica en frutas, verduras y legumbres, y baja en grasas y azúcares; en caso de brote de la enfermedad se deberá realizar una dieta astringente, con bajo contenido en lactosa y fibra, y muy controlada en grasas. Intentar mantener un ritmo correcto de sueño y tranquilidad.

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