Especialistas en Digestivo

Hospital Cruz Roja de Córdoba

La enfermedad de hígado graso no alcohólica –EHGNA- es, a día de hoy, la enfermedad hepática más frecuente que vemos en nuestras consultas. Afecta a hasta un 46 % de las personas adultas en los países occidentales desarrollados, seguramente asociado al número cada vez mayor de gente con sobrepeso y obesidad. Incluso puede aparecer hasta en el 7% de personas delgadas.

Hígado graso o Enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA)

Lo que habitualmente reconocemos como hígado graso se conoce en medicina como Enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA). Se denomina así para diferenciarla de las lesiones que provoca en el hígado el abuso de alcohol.

Hablamos de EHGNA cuando más del 5% de las células del hígado (que llamamos hepatocitos) contienen grasa. Esto lo podemos ver en una biopsia o suponerlo por las alteraciones que presenta el paciente en la analítica hepática o en las radiografías y ecografías que le hagamos.

Hígado graso y diabetes

Esta enfermedad se asocia a resistencia a la insulina, es decir, la insulina que su mismo páncreas produce, es insuficiente para utilizar la glucosa que comemos y por tanto, es muy frecuente que junto a esta enfermedad, aparezca la diabetes.

La EHGNA engloba a dos enfermedades diferentes:

  • Hígado graso no alcohólico (HGNA)

  • Esteatohepatitis no alcohólica (EHNA)

Por explicarlo de un modo sencillo, en la primera sólo hay grasa en las células del hígado, mientras que en la segunda esa grasa provoca una inflamación en el hígado (por eso se le añade la palabra hepatitis) que puede traer con el tiempo un deterioro progresivo de este órgano, que acabe en fibrosis hepática (cicatrices dentro del hígado), cirrosis (un hígado completamente lleno de cicatrices) e incluso tumores hepáticos.

Posibles causas

Lo habitual al estudiar a estos pacientes es que logremos detectar una razón que les provoca la acumulación de grasa en el hígado. Las causas más habituales son:

  • Sobrepeso y/o obesidad

  • Diabetes mellitus (Niveles elevados de azúcar en sangre)

  • Hiperlipemia (Colesterol, triglicéridos u otras grasas elevadas en sangre)

  • Mala alimentación: comidas grasas, hipercalóricas, bebidas edulcoradas, azúcares refinados

  • Conducta sedentaria y falta de ejercicio regular

  • Síndrome metabólico (asociación de Hipertensión arterial, hiperlipemia por triglicéridos o por colesterol, obesidad en la cintura y diabetes)

  • Otros factores genéticos que no conocemos todavía

Cómo se diagnostica

Habitualmente, los pacientes acuden a la consulta del especialista en Aparato Digestivo porque tiene una elevación de las enzimas del hígado (AST, ALT, GGT y Fosfatasa Alcalina) en una analítica de sangre y/o alteraciones en una ecografía. La elevación de las enzimas no es muy alta pero sí persistente en diferentes análisis. Al principio, estas alteraciones no causan alteración en cómo funciona el hígado (lo que vemos con otros valores de la analítica como la bilirrubina, la albúmina y el estudio de coagulación) pero si el hígado acaba en una cirrosis, sí se puede alterar su función.

En el estudio ecográfico, el hígado aparece brillante y blanquecino. Incluso el ecografista puede decirnos de forma semicuantitativa el grado de esteatosis que tiene ese órgano. No es una técnica perfecta y, cuando la esteatosis es poca, la ecografía puede no detectarla.

Biopsia hepática

La mejor prueba para definitivamente saber el grado de esteatosis y si hay esteatohepatitis asociada es la biopsia hepática. Esta prueba consiste en obtener un pequeño fragmento hepático mediante la punción con una aguja larga del hígado. Se realiza con anestesia local en la piel y es una prueba muy segura.  El problema es que es invasiva, requiere el ingreso hospitalario del paciente y, aunque pocas, puede tener complicaciones. Según las guías clínicas debe realizarse siempre para diagnosticar con seguridad la enfermedad hepática grasa. No obstante, si el diagnóstico es claro con las demás técnicas, intentamos muchas veces evitarle al paciente pasar por este procedimiento invasivo. La biopsia, además, nos informará sobre si el hígado tiene ya cicatrices (fibrosis) y en qué grado.

Fibroscán

Si no queremos hacer la biopsia, la información del grado de fibrosis la podemos obtener indirectamente por fórmulas basadas en la analítica o con la realización de un estudio llamado Fibroscán. Es una especie de ecografía que indirectamente nos informa del grado de fibrosis hepática con bastante fiabilidad. La fibrosis hepática se clasifica de F0 a F4. F0 es no tener cicatriz alguna en el hígado y F4 es tener ya una cirrosis.

La progresión de la fibrosis hepática en esta enfermedad es muy lenta y para algunos autores, inexistente si solo tenemos esteatosis (HGNA) pero puede llegar a cirrosis hasta en el 20 % de los casos si lo que tenemos es esteatohepatitis (EHNA). Es por ello que desde el punto de vista práctico, debamos intentar atajar este problema cuanto antes e intentar eliminar la carga de grasa de nuestro hígado, para no correr el riesgo de esa mala evolución.

Cómo tratamos el hígado graso

No hay un medicamento mágico que haga desaparecer la grasa del hígado. Aunque más adelante hablemos de algunos, lo más importante que tiene que hacer un paciente con esteatosis es cambiar sus condiciones de vida o las enfermedades que le han llevado a esa situación. Siempre recomendamos:

Pérdida de peso hasta llegar a su peso ideal

Hay tablas que nos dicen cuál es nuestro peso ideal con respecto a nuestra altura mediante el cálculo del Índice de masa corporal o IMC. Según diferentes estudios, tanto llegando a nuestro peso ideal como perdiendo entre el 7 y el 10 % del peso inicial, disminuirá claramente la grasa hepática, con lo mejorará la analítica hepática y las alteraciones que esta grasa produce.

Cambios de hábitos de vida

Comenzando por la dieta y siguiendo por la realización de ejercicio físico frecuente. En la dieta hay que evitar las grasas, los alimentos procesados, las bebidas azucaradas y el alcohol. Se recomiendan dietas ricas en carbohidratos y proteínas fundamentalmente. Como ejercicio se recomiendan de 150 a 200 minutos de actividad en 3-5 sesiones semanales. Puede ser suficiente con andar a ritmo rápido sin necesidad de gimnasios ni sufrimiento.

Corrección de las alteraciones metabólicas y los componentes del Síndrome metabólico

Es necesario controlar al máximo la diabetes, la hiperglucemia y la Hipertensión arterial. Su médico le dirá si para bajar los triglicéridos o el colesterol necesita medicinas como los fibratos o las estatinas o si para controlar la diabetes precisa antidiabéticos orales o insulina.

Fármacos específicos para la Enfermedad grasa hepática

Se recomiendan solo para los pacientes con EHNA (es decir, con grasa y además inflamación en el hígado) que tengan una fibrosis en el hígado de F2 o superior. Dentro de estos fármacos “específicos” para esta enfermedad, solo han demostrado cierta utilidad:

  • Antidiabéticos orales como la Pioglitazona

  • La vitamina E

  • La combinación de Pioglitazona y Vitamina E

Manejo quirúrgico de la obesidad mórbida

Si el paciente tiene una obesidad grave y se ve incapaz de seguir una dieta que le permita perder el suficiente peso, puede valorarse la posibilidad de una intervención quirúrgica (Cirugía Bariátrica) que le llevará a una pérdida de peso más rápida, mucho más intensa y mantenida en el tiempo. Estas técnicas deben ser realizadas tras una valoración multidisciplinaria del paciente y por cirujanos expertos en este tipo de operaciones. Además, siempre deben hacerse bajo la supervisión de un especialista en Endocrinología y Nutrición.  Estas operaciones llegan a resolver las alteraciones hepáticas del paciente, incluso la desaparición de las cicatrices si las hubiese.

Trasplante hepático

Si el hígado finalmente llega a una cirrosis, comienza a funcionar mal y aparecen descompensaciones hepáticas, la única solución es el trasplante hepático.

Adaptado de la guía clínica de manejo de la Enfermedad por hígado graso no alcohólico de la Asociación Europea para el estudio del Hígado (EASL), la Asociación Europea para el estudio de la Diabetes (EASD) y la Asociación Europea para el estudio de la Obesidad (EASO). 2016

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