“¿Cómo puedo tener anemia si como de todo?”
Esta pregunta se la hacen muchos pacientes. Francisco Guijarro, nutricionista del hospital, desmonta algunos mitos relacionados con la anemia por déficit de hierro, también llamada ferropénica, además de recordarnos que no solo es importante la cantidad de hierro que tomemos, sino también su procedencia (origen animal o vegetal).
¿Qué perfil de paciente acude a su consulta de nutricionista porque tenga anemia ferropénica?
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Personas que han seguido una dieta muy restrictiva sin seguimiento de un profesional, siendo deficitaria en bastantes vitaminas y minerales.
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Personas con patologías intestinales como celiaquía o diarrea. Esto ocurre porque las vellosidades intestinales están dañadas y el hierro se absorbe con menor eficacia.
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Casos en los que se requiere un mayor aporte de hierro, como en el caso de deportistas y embarazadas.
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Pacientes con pérdidas de sangre, que suele ocurrir en la menstruación (sobre todo si hay sangrado menstrual abundante) o cuando existe una hemorragia interna.
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Personas con cáncer, VIH, artritis o lupus. En estos casos suele haber un aumento de la hepcidina, hormona que disminuye la absorción de hierro en el intestino y el paso de hierro a las células.
Desde un punto de vista nutricional, ¿qué podemos hacer para combatir la anemia y qué no debemos hacer?
El tratamiento de la anemia consiste en normalizar la hemoglobina, el volumen corpuscular medio (tamaño de los glóbulos rojos) y reponer las reservas de hierro. Desde el punto de vista dietético, tendríamos que aumentar la ingesta de alimentos ricos en hierro.
Alimentos ricos en hierro
Existen dos tipos de hierro, en función del origen del alimento:
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Hierro hemo de mayor biodisponibilidad y absorción
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Hierro no hemo de origen vegetal con una biodisponibilidad y absorción menores.
Las principales fuentes de hierro en los alimentos son:
Alimentos ricos en hierro de origen animal:
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Carnes rojas: ternera, buey…
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Mariscos de concha (mejillones, berberechos, almejas).
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Hígado.
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Huevo.
Alimentos ricos en hierro de origen vegetal:
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Legumbres (soja, garbanzos, alubias, lentejas).
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Frutos secos.
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Cereales integrales.
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Verduras de hoja verde (acelga, espinaca, berro).
¿Sería conveniente incluir todos estos alimentos ricos en hierro en la dieta o hay una dosis diaria específica?
La cantidad diaria recomendada (CDR) de hierro varía según la edad, sexo y etapa de la vida.
Por ejemplo, un varón de 19 a 50 años requiere 8 mg de hierro, y una mujer en ese mismo rango de edad, unos 18 mg. Lo recomendable sería ir aumentando gradualmente en la alimentación estos alimentos ricos en hierro, así como implementar estrategias nutricionales que favorezcan la asimilación de este mineral.
¿Qué consejos nos puede dar para mejorar la absorción de hierro?
Para mejorar la absorción de hierro, sobre todo el de origen vegetal, debemos seguir las siguientes recomendaciones:
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Consumirlo junto con alimentos ricos en vitamina C: cítricos, kiwi, fresa, brócoli, tomate, pimiento.
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Los lácteos (leche, yogures, queso) disminuyen la absorción de hierro, por lo que no es aconsejable tomarlo junto con alimentos ricos en hierro ni en las comidas principales.
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Otros alimentos que dificultan la absorción de hierro son el té, café, cacao, polifenoles (en cerveza y vino tinto) o un exceso de fibra.
¿Qué mitos hay relacionados con la anemia?
Algunos de los mitos que más he oído en consulta son los siguientes:
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“Las personas con sobrepeso nunca tienen anemia”: puede haber déficit de hierro en la alimentación, independientemente de si esa persona tiene sobrepeso o no.
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“Solo la carne tiene hierro”: como hemos visto antes, muchos otros alimentos nos aportan este mineral.
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“La espinaca tiene mucho hierro”: no debemos olvidar que el hierro de origen vegetal no se absorbe tan bien como el de origen animal. Además, la espinaca contiene oxalatos, unas sustancias que dificultan la absorción de hierro.
¿La dieta es suficiente o hace falta algún suplemento, medicamento u otro tipo de tratamiento para la anemia?
Habitualmente, cuando a una persona se le diagnostica anemia ferropénica, además de una dieta rica en hierro se le recetan suplementos orales de hierro. Estos suplementos son sales ferrosas, y se recomienda tomarlos en ayunas o junto con vitamina C (un zumo de naranja, por ejemplo) para su mejor absorción.
Las sales ferrosas conviene tomarlas al principio del tratamiento y, generalmente, una vez que los niveles de hierro en sangre se normalizan, con una alimentación rica en hierro suele ser suficiente.
Cuando no es posible la suplementación oral o es necesario un aporte rápido de hierro, se realiza una transfusión al paciente. También suele hacerse a personas con una absorción bastante deficiente de hierro debido a una patología de base, como un cáncer o la enfermedad de Crohn.
¿Cuáles son las principales dudas que le plantean en consulta?
Algunos pacientes me preguntan cómo pueden tener anemia si comen “de todo”. Recordemos que no sólo es importante la cantidad de hierro que tomemos, sino también su procedencia (origen animal o vegetal) y las interacciones negativas que tiene este hierro con otros alimentos. No obstante, también podrían existir problemas de absorción de hierro por alguna patología o pérdida de sangre en heces.
Una duda común que suelen tener pacientes vegetarianos y veganos es si con el tiempo desarrollarán anemia. Si existe una buena organización de las comidas, no debería haber ningún problema. Con el hierro presente en legumbres, frutos secos, cereales integrales y verduras es suficiente.
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